La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que en la actualidad existe a nivel global un promedio de 1,8 Millones de niños y niñas menores de cinco años de edad, que mueren cada año a causa de Enfermedades Diarreicas como el Rotavirus; E. Coli; y Salmonela, entre otras patologías, y de Enfermedades Trasmitidas por Alimentos (ETA), como el Cólera y la Amibiasis. Estos padecimientos son adquiridos por el organismo humano mediante la ingesta de alimentos contaminados y de agua no potable, y se han convertido en un problema de Salud Pública que impacta negativamente en la comercialización internacional de alimentos, donde se estima que 30% de los habitantes de las naciones industrializadas padecen de las Enfermedades Trasmitidas por Alimentos (ETA). La OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en la Guía VETA del año 2001, definen a las ETA como un “síndrome originado por la ingestión de alimentos o agua, que contengan agentes etiológicos en cantidades tales que afecten la salud del consumidor a nivel individual o grupal”. Por su parte, el Instituto Nacional de Nutrición (INN) ha determinado que el incremento de las ETA ha ido en ascenso por varios factores, tanto externos al individuo como internos, como lo son en primer lugar la no implementación de la Lactancia Materna de forma exclusiva hasta los seis meses y complementaría hasta los dos años de edad. En este sentido, es preciso destacar que la leche materna no sólo brinda las vitaminas y minerales necesarias para el recién nacido, sino que también le proporciona los anticuerpos primarios que permitan la maduración del sistema digestivo-intestinal. Es así como cada día es más frecuente observar personas alérgicas e intolerantes hacia la ingesta de determinados alimentos tales como la leche, cítricos, determinadas frutas, entre otros. De igual modo, el procesamiento de algunos alimentos con nuevas tecnologías trae consigo el rechazo por parte del organismo hacia el producto final, debido a la gran cantidad de químicos y preservativos que intervienen en su elaboración. En ese mismo orden de ideas, la especialista Zoraida Alexandra Zea, Licenciada en Biología, mención Tecnología de Alimentos, egresada de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV), actual empleada del Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel”, explicó que los microorganismos y bacterias no permanecen estáticas en el tiempo, ya que las mismas cambian y evolucionan con el transcurrir de los años, como cualquier otro ser vivo. Zea reveló que los Gobiernos tienen la responsabilidad de implementar todas las políticas de salud disponibles para proteger oportuna y adecuadamente a sus habitantes de contraer enfermedades o daños causados por el consumo de los alimentos contaminados y agua no potable. “El Estado debe garantizar que los alimentos sean aptos para el consumo humano, manteniendo la confianza en los productos comercializados dentro de la nación, al mismo tiempo que se debe ejecutar programas de educación e información en materia de salud, alimentación y nutrición”, expresó Zea. En ese aspecto, el INN aporta un grano de arena para contrarrestar la propagación de las ETA, por medio la impartición de los conocimientos técnicos en cuanto la Manipulación Higiénica de los Alimentos y conservación de los mismos. De igual modo, el INN hace un esfuerzo constante para incentivar la promoción y práctica de la Lactancia Materna, ya que hacerlo es, en palabras de la Directora Ejecutiva del ente garante de las políticas nutricionales del país, el primer acto de soberanía alimentaria en la Venezuela revolucionaria. INN Prensa
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