Nadie se prepara tanto como los escorpiones cuando se trata de atacar o defenderse del enemigo; no en vano, la Real Academia Española reconoce el uso de su nombre para referirse a una “máquina de guerra semejante a la ballesta, usada por los antiguos para arrojar piedras”. Estos escurridizos animales no sólo son capaces de producir veneno con toxinas diferenciadas para mamíferos e invertebrados, sino que tienen la habilidad de mezclarlo con restos estomacales y rociárselo sobre su propio “caparazón” para limpiarlo de cualquier rastro de bacterias, hongos y líquenes.
La especificidad de estos alacranes puede sorprendernos aún más, al demostrarse mundialmente que algunas toxinas inofensivas para mamíferos como los seres humanos, estimulan la destrucción de células cancerígenas sin afectar al resto del organismo. Esta realidad motivó al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) a desarrollar un proyecto de investigación con los Laboratorios Biológicos Farmacéuticos (Labiofam) de Cuba, con el objetivo de identificar, purificar y caracterizar las toxinas con actividad anticancerígena presentes en escorpiones cubanos y venezolanos, como el Tityus discrepans, la especie más común de la Zona Metropolitana de Caracas, y el Rophalurus junceus o escorpión azul de Cuba.
El veneno de escorpión está formado fundamentalmente de proteínas, y hasta los momentos se han descubierto en el Tityus discrepans -estudiado en el IVIC- ocho toxinas de origen proteico (neopladines) que inducen apoptosis o muerte programada de las células en cáncer de mama, siendo inofensivas en células sanas. “Su efecto es similar al de paclitaxel y cisplatin, drogas que actualmente son usadas en quimioterapia”, informó la Dra. Gina D' Suze, investigadora asociada al Laboratorio de Neurofarmacología Celular del Centro de Biofísica y Bioquímica (CBB) del IVIC y encargada del proyecto por Venezuela.
Según la especialista, el CBB de la institución ha dirigido su investigación sobre escorpiones en dos grandes áreas. La primera se refiere a la detección de las toxinas responsables del síndrome de envenenamiento escorpiónico; para ello, se han purificado y caracterizado las 210 toxinas presentes en el veneno de Tityus discrepans y se han estudiado sus efectos en distintos tipos de células y órganos, con la finalidad de entender cómo se desarrolla el daño y ayudar a mejorar los métodos de atención de las víctimas que han sufrido algún emponzoñamiento. La segunda tiene que ver con la posibilidad de determinar si algunas de esas toxinas pudieran servir como futuros antibióticos, antimicóticos, antiparasitarios, antineoplásicos (que inhiben el crecimiento de células cancerígenas) o bioinsecticidas.
Desde hace mucho tiempo se vende en Cuba el veneno del escorpión azul (que es inofensivo) como medicamento contra el cáncer. A pesar de ser éste natural, el veneno de escorpión tiene sustancias que pueden causar mucho daño, explicó D’Suze. Por eso es necesario cumplir a cabalidad el ciclo probatorio de su efectividad en células malignas así como su incapacidad de afectar células normales: primero a nivel celular, luego en tumores inducidos en animales, después comprobar los niveles generales de toxicidad para finalmente ser suministrada a seres humanos.
“No es sencillo purificar las toxinas del veneno de escorpión, no sólo porque sean más de 200 en cada especie, sino por la altísima semejanza que existe entre ellas, lo que hace difícil separar una toxina del resto. Tenemos 15 años de experiencia en ello, con reconocimiento nacional e internacional; por ello se acercaron los investigadores cubanos, pidiéndonos ayuda, y así se estableció el proyecto en conjunto” explicó.
Pintura para los tumores
El trabajo incluye, por una parte, la caracterización bioquímica y fisiopatológica de las toxinas con actividad anticancerígena en líneas celulares, células aisladas y animales de experimentación como modelos humanos, siguiendo las normas de bioética de la Sociedad Internacional de Toxinología; por la otra, la caracterización del mecanismo de acción de cada toxina aislada mediante fluorescencia.
El grupo de científicos que en 1998 descubrió las potencialidades de las toxinas del escorpión israelí Leiurus quinquiestratus en tumores cerebrales, calificó a esta técnica fluorescente como “la pintura para tumores”, debido a que dichas moléculas de fluoróforos son capaces de absorber energía y liberarla en forma de luz, de manera que el cirujano puede detectar a simple vista pequeños grupos de células cancerígenas en el quirófano. Este hecho abrió el camino para que este año saliera al mercado un “tumor paint”, compuesto a base de toxina de escorpión y fluoróforo, denominado chlorotoxin:Cy5.5. Hoy día, cuentan con el aval de la Administración de Drogas y Alimentos (Food and Drug Administration-FDA) de Estados Unidos para usar en pacientes.
Aunque el proyecto se encuentra en su fase inicial, ya ha arrojado los primeros resultados, los cuales están siendo evaluados para su publicación. Las propiedades de estas toxinas de origen proteico serán presentadas en el Congreso Panamericano de la Sociedad Internacional de Toxinología, que se realizará del 21 al 25 de octubre en Querétaro, México.
Nuevos estudios, prontas respuestas
Aunque el proyecto Cuba-Venezuela se limita al estudio de la efectividad del veneno de escorpión en cáncer de mama, el Laboratorio de Neurofarmacología Celular del Centro de Biofísica y Bioquímica del IVIC adelanta en paralelo otras investigaciones para determinar la eficacia de estas toxinas en otros ámbitos de la ciencia.
Según la Dra. Gina D'Suze, se ha desarrollado una prueba de diagnóstico para medir concentraciones de veneno en sangre de pacientes emponzoñados, similar a la prueba de embarazo casera que se vende en las farmacias.
Asímismo, se han identificado toxinas con actividad en sangre, bien sea procoagulante o anticoagulante, las cuales podrían utilizarse como herramientas de investigación en hemostasia y como potenciales agentes terapeúticos para prevenir problemas hemorrágicos o trombóticos.
Otras de las toxinas halladas afectan a los linfocitos T, las cuales pueden convertirse en “herramientas útiles para comprender y tratar enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso diseminado y la esclerosis múltiple, entre otras”, informó la especialista.
En el veneno del alacrán Tityus discrepans también se han encontrado sustancias potencialmente insecticidas que no siendo tóxicas para el ser humano, podrían usarse como bioinsecticidas en el control de enfermedades infecciosas como el dengue, la malaria y la fiebre amarilla, y como regulador de plagas agrícolas.
De igual forma, se descubrió que el síndrome de dificultad respiratoria por escorpionismo se debe a un proceso de coagulación in situ que finaliza en la formación y deposición de una capa de fibrina en la pared alveolar, impidiendo el intercambio gaseoso en los pulmones. Aunque el veneno no actúa directamente sobre el pulmón, “esta es una de las complicaciones más graves del escorpionismo que generalmente conlleva a la muerte del individuo, por ser irreversible”, aclaró.
La especificidad de estos alacranes puede sorprendernos aún más, al demostrarse mundialmente que algunas toxinas inofensivas para mamíferos como los seres humanos, estimulan la destrucción de células cancerígenas sin afectar al resto del organismo. Esta realidad motivó al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) a desarrollar un proyecto de investigación con los Laboratorios Biológicos Farmacéuticos (Labiofam) de Cuba, con el objetivo de identificar, purificar y caracterizar las toxinas con actividad anticancerígena presentes en escorpiones cubanos y venezolanos, como el Tityus discrepans, la especie más común de la Zona Metropolitana de Caracas, y el Rophalurus junceus o escorpión azul de Cuba.
El veneno de escorpión está formado fundamentalmente de proteínas, y hasta los momentos se han descubierto en el Tityus discrepans -estudiado en el IVIC- ocho toxinas de origen proteico (neopladines) que inducen apoptosis o muerte programada de las células en cáncer de mama, siendo inofensivas en células sanas. “Su efecto es similar al de paclitaxel y cisplatin, drogas que actualmente son usadas en quimioterapia”, informó la Dra. Gina D' Suze, investigadora asociada al Laboratorio de Neurofarmacología Celular del Centro de Biofísica y Bioquímica (CBB) del IVIC y encargada del proyecto por Venezuela.
Según la especialista, el CBB de la institución ha dirigido su investigación sobre escorpiones en dos grandes áreas. La primera se refiere a la detección de las toxinas responsables del síndrome de envenenamiento escorpiónico; para ello, se han purificado y caracterizado las 210 toxinas presentes en el veneno de Tityus discrepans y se han estudiado sus efectos en distintos tipos de células y órganos, con la finalidad de entender cómo se desarrolla el daño y ayudar a mejorar los métodos de atención de las víctimas que han sufrido algún emponzoñamiento. La segunda tiene que ver con la posibilidad de determinar si algunas de esas toxinas pudieran servir como futuros antibióticos, antimicóticos, antiparasitarios, antineoplásicos (que inhiben el crecimiento de células cancerígenas) o bioinsecticidas.
Desde hace mucho tiempo se vende en Cuba el veneno del escorpión azul (que es inofensivo) como medicamento contra el cáncer. A pesar de ser éste natural, el veneno de escorpión tiene sustancias que pueden causar mucho daño, explicó D’Suze. Por eso es necesario cumplir a cabalidad el ciclo probatorio de su efectividad en células malignas así como su incapacidad de afectar células normales: primero a nivel celular, luego en tumores inducidos en animales, después comprobar los niveles generales de toxicidad para finalmente ser suministrada a seres humanos.
“No es sencillo purificar las toxinas del veneno de escorpión, no sólo porque sean más de 200 en cada especie, sino por la altísima semejanza que existe entre ellas, lo que hace difícil separar una toxina del resto. Tenemos 15 años de experiencia en ello, con reconocimiento nacional e internacional; por ello se acercaron los investigadores cubanos, pidiéndonos ayuda, y así se estableció el proyecto en conjunto” explicó.
Pintura para los tumores
El trabajo incluye, por una parte, la caracterización bioquímica y fisiopatológica de las toxinas con actividad anticancerígena en líneas celulares, células aisladas y animales de experimentación como modelos humanos, siguiendo las normas de bioética de la Sociedad Internacional de Toxinología; por la otra, la caracterización del mecanismo de acción de cada toxina aislada mediante fluorescencia.
El grupo de científicos que en 1998 descubrió las potencialidades de las toxinas del escorpión israelí Leiurus quinquiestratus en tumores cerebrales, calificó a esta técnica fluorescente como “la pintura para tumores”, debido a que dichas moléculas de fluoróforos son capaces de absorber energía y liberarla en forma de luz, de manera que el cirujano puede detectar a simple vista pequeños grupos de células cancerígenas en el quirófano. Este hecho abrió el camino para que este año saliera al mercado un “tumor paint”, compuesto a base de toxina de escorpión y fluoróforo, denominado chlorotoxin:Cy5.5. Hoy día, cuentan con el aval de la Administración de Drogas y Alimentos (Food and Drug Administration-FDA) de Estados Unidos para usar en pacientes.
Aunque el proyecto se encuentra en su fase inicial, ya ha arrojado los primeros resultados, los cuales están siendo evaluados para su publicación. Las propiedades de estas toxinas de origen proteico serán presentadas en el Congreso Panamericano de la Sociedad Internacional de Toxinología, que se realizará del 21 al 25 de octubre en Querétaro, México.
Nuevos estudios, prontas respuestas
Aunque el proyecto Cuba-Venezuela se limita al estudio de la efectividad del veneno de escorpión en cáncer de mama, el Laboratorio de Neurofarmacología Celular del Centro de Biofísica y Bioquímica del IVIC adelanta en paralelo otras investigaciones para determinar la eficacia de estas toxinas en otros ámbitos de la ciencia.
Según la Dra. Gina D'Suze, se ha desarrollado una prueba de diagnóstico para medir concentraciones de veneno en sangre de pacientes emponzoñados, similar a la prueba de embarazo casera que se vende en las farmacias.
Asímismo, se han identificado toxinas con actividad en sangre, bien sea procoagulante o anticoagulante, las cuales podrían utilizarse como herramientas de investigación en hemostasia y como potenciales agentes terapeúticos para prevenir problemas hemorrágicos o trombóticos.
Otras de las toxinas halladas afectan a los linfocitos T, las cuales pueden convertirse en “herramientas útiles para comprender y tratar enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso diseminado y la esclerosis múltiple, entre otras”, informó la especialista.
En el veneno del alacrán Tityus discrepans también se han encontrado sustancias potencialmente insecticidas que no siendo tóxicas para el ser humano, podrían usarse como bioinsecticidas en el control de enfermedades infecciosas como el dengue, la malaria y la fiebre amarilla, y como regulador de plagas agrícolas.
De igual forma, se descubrió que el síndrome de dificultad respiratoria por escorpionismo se debe a un proceso de coagulación in situ que finaliza en la formación y deposición de una capa de fibrina en la pared alveolar, impidiendo el intercambio gaseoso en los pulmones. Aunque el veneno no actúa directamente sobre el pulmón, “esta es una de las complicaciones más graves del escorpionismo que generalmente conlleva a la muerte del individuo, por ser irreversible”, aclaró.
2 comentarios:
Existe la posibilidad de aplicar el Escorpianismo para tratar el mal de Alzhaimer ,como lo hace con la esclerosis mùltiple?
¿Que tal con el tratamiento de la epilepsia?
Jhohan Emanuel
Aizcorbishoff
como le hago para conseguir el veneno del escorpion azul para una amiga que necesita pues tiene ya tiempo con cancer y si es que se puede conseguir en San Luis Potosí, México
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