sábado, 2 de febrero de 2008

Cuidado con el consumo de leche condensada como alimento para infantes

Prensa INN.-. La crisis mundial en la producción de diferentes rubros, ha generado una matriz de opinión que desorienta totalmente a la población en materia alimentaria, tal es el caso de la leche condensada, que ha llegado a ser recomendada según “expertos” como alimento sustituto de la leche completa, apoyándose en organismos internacionales.

El Instituto Nacional de Nutrición (INN), como parte de su compromiso de velar por la alimentación de los y las venezolanas, se ve en la obligación de aclarar y explicar por qué un producto como la leche condensada no posee las características para ser un alimento completo, que aporta todos los nutrientes necesarios para el organismo.

Roland Garroz, del equipo de Clínica Nutricional del INN, afirma que es importante que la población venezolana identifique las propiedades de un alimento completo y balanceado, “que se define como cualquier sustancia sólida o líquida que una vez ingresada a nuestro organismo es capaz de aportar la energía y nutrientes necesarios para el mantenimiento de sus funciones vitales, participando en el crecimiento, desarrollo y reparación de estructuras y órganos de nuestro cuerpo”.

La leche cumple con esta definición, así como derivados como el queso y el yogurt, que comparten estas bondades nutricionales y “en algunos las superan”.

En el caso de leche condensada, el especialista asegura que es “un producto de mayor aporte calórico que la leche completa, pero nutricionalmente incompleto o desbalanceado (por su gran contenido de azúcar), lo que lo hace inadecuado como alimento básico en una dieta saludable, sobre todo si hablamos de niños”

El consumo incontrolado de grasas y azúcares o alimentos que lo contengan, está relacionado con la aparición de enfermedades como obesidad, dislipidemia (el aumento del colesterol así como de otras grasas en la sangre), diabetes mellitus y enfermedades cardiovasculares.

La Leche condensada o productos similares, “más allá de su aplicabilidad en situaciones de emergencias, como en los casos de desastres naturales donde pueden ser utilizados como medios concentrados para suministrar energía, son productos que no deben considerarse como prioridades en las políticas que busquen mejorar la disponibilidad de nutrientes y alimentos”, afirmó Garroz.


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